[] Designios notas: noviembre 2008

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Requena, el silencio del escritor

hay poetas con la boca cerrada/la poesía/ no/ habla
no dice más el que más habla/la poesía es la tentativa
de nombrar/ lo que hay que nombrar
y callar/ lo que hay que callar.
Jorge Fernández Granados


Requena, novela, apostilla o algo más o menos cercano a estas clasificaciones, toma como estructura la fractalidad, lo segmentado y, siguiendo a Calabrese: “un caso de monstruosidad geométrica es la exigencia de dimensiones no enteras, correspondientes a fracciones” pero, actualmente hay una valoración estética y, el texto de Alejandro García Schnetzer, lo demuestra. Requena cumple con su carácter gradual; es decir, tiene “una estructura irregular que se repite más o menos en sus partes y en cualquier grado que se observe”.

Requena es una figura que recuerda al filósofo y escritor Macedonio Fernández. En el texto hay marcas “Sobre la realidad y el tiempo. Nuestro maestro jamás llegó a negarlos del todo. Decía tener sospechas y algunas pruebas de que existían. Dudaba y desconfiaba igual de ambos. Decía no haber sentido nunca como propios los supuestos de Berkeley y, esto por la razón de que nunca los había leído. Nos pedía, asimismo, que evitáramos explicárselos.” La mayoría de las veces Schnetzer eleva sus sentencias para delegarlas al absurdo. El libro trata sobre poesía, filosofía. La noche está invitada pero todas están encaminadas a la escritura o a la imposibilidad de ésta porque, al final, lo que tenemos es un escritor que jamás publica un solo libro pero, eso qué importa si su vida ha sido completamente literaria. La novela está llena de anécdotas, de reflexiones filosóficas y literarias las que servirán para ayudar a comprender un mundo, cercano a la literatura, en las tertulias del café Albéniz. A través del aforismo, el autor arroja alfileres que detienen la lectura, una breve interrupción del tiempo para pensar lo que quiere decir “Puede haber días en los que no existimos y otros que sí, ¿no se acuerdan?” Requena, insisto, es un poeta y cree en la poesía como un hecho común, más de lo que se ha dado en suponer, se suscribe a un semanario, llega el vendedor tocando a su puerta y le dice “-Castillo, encantado, de Ensenada.”, Requena se reafirma en esa frase. El texto, como dije, gira en torno a la escritura, “Imagino que escribió mucho, dice Madariaga. Qué esperanza. Apenas se pone uno a escribir, las ideas huyen espantadas… Yo creo que mentía y lo hacía para no leernos lo que escribía, para que después no lo imitáramos… para que en todo caso aspiráramos a imitarnos a nosotros mismos.” “Supimos por nuestro maestro que un verdadero poeta debía aprender a decirse, a callarse, a renunciar a toda vanidosa aspiración de comprender el mundo…”

Parece que esta idea de aprender a callarse, de la desaparición a través del silencio, está siendo transgredida por el autor quien juega con una técnica narrativa más cercana al entresijo, construyendo a partir de diferentes voces narrativas a la figura de Requena, “cuando entró descubriéndose, un libro en la mano, el traje oscuro. Había dejado la bicicleta contra el árbol…Nos enteramos de que se llamaba Requena.” Hay en éste, un anonimato o una pretendida desaparición del personaje “Nunca supimos su verdadero nombre. Yo tenía para mí que se llamaba Salvador; Gorostiaga, Expósito; Maldonado, Héctor o Valentín. Creo que fue Lanuza el primero en referirse a Requena como el maestro.” Lo que busca Alejandro García Schnetzer en Requena, es dar la espalda a la escritura, a la consagración literaria, al escritor, eso que algunas veces, termina por desquiciar a cualquiera “la recuperación, el rescate de la figura, la exposición homenaje en la Biblioteca Nacional”, y es en este sentido, en el que el joven escritor argentino justifica la presencia difuminada de Requena, personaje excéntrico de la primera mitad del siglo XX que piensa y se conduce en un saber del mundo intentando trascender la duda. Al parecer, el intento ha fallado y no era para menos: el poeta se ha quedado detenido, como en un accidente, en la imposibilidad, en la duda que lo acecha.

Publicado en la página del a editorial argentina Entropía
http://www.editorialentropia.com.ar/requena.htm
http://editorial-entropia.blogspot.com/2008/11/requena-el-silencio-del-escritor.html

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Tavares, la palabra frente al poder

Por encima o por debajo de los hombres, quien conoce

la mentira de las palabras y su promesa, nunca puede

volver a contarse entre ellos. Será una roca que no se ignora,

o un dios consciente de que no existe: un hombre, jamás.

Fernando Savater.

Gonçalo M. Tavares (Luanda, Angola, 1970) es un escritor y sus libros muerden. Sus ideas afilan los colmillos ante de los ojos erróneos de lector. Su formación fue en Portugal, ahora da clases de Epistemología en Lisboa. Tiene algunos títulos traducidos al español: El señor Valéry, El señor Henry, La máquina de Joseph Walser entre otros que, forman parte de un proyecto llamado O barrio.

Editorial Almadía ha publicado recientemente el libro Historias falsas en su colección Mar abierto. Debo confesar que hasta hace poco era difícil conocer a este autor, por lo menos en México. Afortunadamente los editores de Alamadía lo han acercado a los lectores del país. El libro está formado por nueve historias, unidas por el hilo temático del poder; la filosofía está claramente postulada en este juego literario, y digo esto porque, lo que hace Tavares es mostrar una mirada distinta a la filosofía, a los filósofos; es un cuadro de ficción trabajado con tintes de verdad. En estas breves historias distinguimos la posición de las ideas frente a la vida, de lo palpable, esto, por lo menos en estás líneas se muestra casi incorruptible:

Cuando Alejandro –el Grande- llegó a la ciudad del filósofo pidió que lo llevasen hasta él, porque conocía sus ideas y las admiraba…Alejandro, el Grande, se encontró con Diógenes sentado en el suelo, ejerciendo, absorto, su pereza. Después de una pausa solemne, y saliendo de en medio de sus subordinados acompañantes, Alejandro se dirigió a Diógenes y proclamó:

-Estás frente al Gran Alejandro, ¿qué tienes para decirle?

Diógenes, el filósofo, miró a Alejandro, el Grande, y respondió:

-¿No le importa apartarse un poco?, es que me está tapando el sol.

Lo anterior es una confrontación de la Filosofía ante el Poder. Tenemos además el caso del poeta Zenón, quien, “frente al poder tenía un lema: Resistir mucho, obedecer poco.” Es interesante la idea que ofrece Gonçalo M. Tavares, para dilucidar el panorama oculto del Poder frente a la Filosofía o el Arte, ya que “los poetas y los filósofos tienen lazos secretos con los dioses y los demonios, así se decía y se dice aún, entre los incapaces de la construcción de palabras e ideas”.

En este sentido el libro adquiere una dimensión que explora, a partir de detalles, de veracidades sugeridas, a veces hasta el punto del desvanecimiento; así, el autor va creando una entramada idea de verdad, aunque en apariencia no lo sea. Dice Gonçalo M. en una entrevista “Me gusta que lean dos veces la misma historia, que sientan la necesidad. Me agrada la idea de relectura. Los textos no están terminados, es necesario que el lector los termine…”, lo que sugiere esta idea es un lector atento, un buscador de detalles, un insistente de las ideas; esto recuerda el lector de Borges. La prosa de Tavares tiene una capacidad imaginativa sorprendente, nos sitúa en el tiempo de grandes filósofos, pero con marcas que nos devuelven al mundo contemporáneo. Gonçalo M. Tavares apuesta, y esto parafraseándolo, por la filosofía, por el conocimiento puesto en letra, cumpliendo así, el destino de su forma, porque no existe el mal absoluto, en todo caso el miedo y para enfrentarlo, una herramienta es el tejido lingüístico.