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lunes, 4 de agosto de 2008

El Retblo del Conde Eros o el Fraude bajo la palabra

Digo que la duda es más
humana que la certeza.
Eliseo Alberto

A la manera de sinopsis cinematográfica, inicia la última novela del cubano exiliado en México, Eliseo Alberto. El Retablo del Conde Eros es una obra con estructura de guión teatral; cuenta la historia de Julián Dalmau, “actor cubano que después de veinticinco años regresa a las isla con tres objetivos precisos: cumplirle una promesa a su hijo Anthony, estrenar en el Teatro París la obra Cuatro gatos encerrados…y ya con la conciencia tranquila, ahorcarse al término de la primera función”. Una despedida que va siendo matizada por el color gris de la Habana pre-revolucionaria. La historia tiene un ritmo lento que por momentos parece demorar toda la idea del suicidio, ya que el autor nos propone una presentación por demás detallada de cada uno de los personajes, que después serán parte de este gran telón llamado Cuatro gatos encerrados.
El retablo… es una suerte de viaje, una búsqueda interna, sensible en la que podemos ver completamente desdibujado, descentralizado al protagonista o aparente protagonista Julián Dalmau. La novela muestra tres diferentes espacio de escritura: un narrador omnisciente para la obra, los textos intercalados del Conde Eros y la obra de Julián Dalmau, atribuida en un primer momento a Howard Owen. Esta forma de escritura tiene una excelente apuesta por la forma, esto estriba en la relación intertextual, se apoya además de descripciones casi pictográficas; además, no es necesaria la aparición de personajes sobrehumanos y mucho menos situaciones imposibles.
Hay un plano de mentiras, dice Eliseo Alberto, que para los Isleños la mentira es una obligación, es una forma de crearse una vida completamente alejada de su realidad; en este sentido tenemos a un personaje por demás divertido, Pietro Zamorinni. Este personaje y el Conde, crean una mentira que es difícil de refutar, la historia es ponerlo en un plano muy alto como tenor, llevarlo a dónde nunca había estado, Buenos Aires. El conde le escribía notas en un periódico con titulares como este Rompe Zamorinni una copa de bacará con un Do de pecho; Los que no habían conseguido entradas, rogaron a Zomorinni que les cantara algún trozo de la ópera, pues no querían marcharse con los oídos vacíos. El Conde defendía el postulado de que la credibilidad (no la verdad en estado puro), era condición indispensable para el periodismo, esta mentira es apoyada en algún momento por Dalmau, Vine a La Habana para celebrar el triunfo de mi fraterno Pietro Zamorinni en el Colón de Buenos Aires, una obra maestra de la mentira. De esta forma, se va creando una espiral de fraudes bajo las palabras mismas, de tal suerte que se vuelve complejo apelar a la verdad. Tenemos el tema del plagio en la novela, que sirve como ayuda en el plano de la mentira, el conde refiere en una nota El plagio puede considerarse la reverberación sonora de un concepto que uno ha incorporado sin escrúpulos: un eco en busca de su grito. Acepto con responsabilidad la irresponsabilidad de mis involuntarios gazapos. Me parece que esta nota cobra cierta importancia en cada uno de los fragmentos de Cuatro gatos encerrados ya que es la clave que justifica el título del libro.

1 comentario:

Pit dijo...

que onda pepe? cuando subes otra cosa?? tanto que me criticas...